Es el término que se me ocurre al ver a tanta gente atreviéndose a salir de su zona de confort para convertirse en neoemprendedores.
Parece que fuera una moda, pero no. Simplemente los tiempos cambian, las sociedades evolucionan, y hasta los niños se suman a la movida #mprendedora. Chequen esta historia.
Jack Bonneau, a sus 10 años creó JacksStands, una franquicia o red de niños emprendedores, ¿increíble no? Su historia me parece fascinante, tuve la oportunidad de conocerla en su aparición en el programa SharkTank transmitido por CanalSony, donde consiguió un trato de 50.000$.
Jack quería un Legos, que costaba 400 $. Su padre dijo: “Lo tendrás, si lo pagas con tu propio dinero”, queriendo dar una lección sobre el valor de las cosas. Pero Jack aceptó el reto y comenzó a vender limonadas, y para la sorpresa de su padre, hizo lo suficiente para comprar su juguete soñado y hasta le sobró. Como la mejor publicidad son los buenos resultados, la fama de Jack se regó entre sus amigos y querían ganar dinero como él.
Ofreció sus asesorías, y les enseñó lo que en su experiencia le había funcionado y hasta querían su modelo de mobiliario. Pidió un préstamo a sus padres y el resto es historia.
La de Jack es una historia de éxito y como todo emprendimiento supongo que no ha sido fácil llegar hasta donde está.
A mí me ha pasado. Intentar. Fracasar. Levantarte. Desanimarte. Reinventarte. Levantarte (de nuevo). Y Avanzar. Este último debe ser tu obligación.
Si un niño de 10 años pudo hacerlo, ¿qué te limita? Vence el miedo. ¿Es fácil este camino? ¡NO! Y cualquiera que haya emprendido te lo dirá. Pero realmente es una gran aventura que vale la pena vivir. Es un estilo de vida, después que inicias no te ves haciendo otra cosa. ¡ATRÉVETE! Explora tus capacidades y talentos. Usa tus herramientas. Siéntate a planificar y ¡ACCIONA! Si necesitas una amiga que te dé un empujón, escríbeme y veamos qué es lo que pasa.
¿Ya tienes algo en mente?
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